Luego de seis meses y cumpliendo su cita bianual, llegó una nueva edición de la Semana de la Moda en Milán con 23 eventos físicos, 41 en formato digital, aforo limitado o desfiles sin público, varias novedades y mensajes de optimismo para la industria. 

Jeremy Scott entre el éxtasis de una mente poderosamente creativa y el deber de un maestro de la costura ha cambiado para siempre el mundo de la moda con una presentación inusual, pero que sin duda quedará en el recuerdo como una de las más originales jamás presentadas. 

Modelos convertidas en títeres caminaron a través de la pasarela, pendientes de hilos conductores manejados desde la parte superior del set, creado y ambientado como una suite clásica que recordaba a aquellas estancias donde los grandes diseñadores de antaño realizaban sus exclusivas demostraciones. 

Los diseños van conectados indisolublemente con el alma de Scott, a cuyo espíritu rebelde y transgresor no le tiembla el pulso a la hora de crear, y fue en esta presentación que una parte más clásica de su imaginario emergió para acentuar su destacada versatilidad. 

 
El arte tomó otro sentido durante este desfile, que se adaptó a la nueva realidad pero que no decepcionó en cuanto a belleza.

Es importante mencionar que de todas las creaciones destacó especialmente un sensacional vestido azul turquesa (hermosamente ilustrado por Elvi Ramos para este artículo), cuyo movimiento en pasarela cautivó a todos los que presenciaron el evento vía streaming. En él vimos representada una parte sensual que siempre está presente en todo lo que firma Scott, y esta vez tomó forma de corset, que con una leve transparencia aportaba estructura al atuendo; para coronar la imagen había plumas engalanando la parte del busto y el ruedo del vestido, sumando glamour a la experiencia sensorial a la que nos transporta Jeremy Scott con cada nueva colección. 

En Milán hemos visto presentaciones con un mensaje poderoso y que hoy nos invitan a comprender que la moda siempre va más allá de costuras y patrones para ser verdaderamente obras de arte en movimiento, y muestra de ello fue Versace que bajo la protección de la quimérica Medusa y la batuta de Donatella, nos ha transportado al fondo del océano. 

Bajo el título de “Versacepolis” la colección nos transportó en el tiempo a una ciudad marina donde los habitantes lucían prendas decoradas con coloridos estampados, en los que veíamos plasmados aquellos símbolos representativos de la naturaleza acuática, estrellas de mar, almejas y caracoles. 

Los textiles utilizados por Donatella Versace también fueron muestra de una clara influencia veraniega, acentuando las ondas volantes que se fundían mentalmente con las olas del mar. Una paleta de color protagonizada por la gama de los neones resultó también ideal para el tiempo de primavera en que no solo las flores nacerán de sus capullos, sino que existe la esperanza de que la humanidad, ahora bajo confinamiento, siga su ejemplo. 

Valentino, otra de las firmas italianas cuyas presentaciones son esperadas con ansias, también formó parte de esta entrega peculiar de la Milan Fashion Week. Estampados florales junto a los clásicos blanco y negro hicieron su aparición en la pasarela. Líneas sartoriales y textiles con fluidez fungieron, como el ying y el yang, en perfecta armonía con su entorno, brindando no solo una mirada general de lo que es la moda actualmente, sino variedad para los posibles compradores. PierPaolo Piccioli ha seguido atentamente la visión estética del gran Valentino Garavani, que consistía justamente en lograr el equilibrio entre conceptos diferentes para conseguir una propuesta novedosa y cautivadora. 

Milán es arte, los diseñadores que presentaron sus propuestas en tierra milanesa son eco de ese sentimiento de opulencia y derroche artístico. Londres se mantiene clásica con toques de vanguardia pero que van ligados estrechamente a su aura de elegancia con verdadero sentimiento de utildad y muestra de ellos han sido las colecciones de Victoria Beckham y Burberry, ejemplos tangibles de estructura y sofisticación, con comodidad y vanguardia, que encumbran la ciudad británica como uno de los escenarios ideales para sentar tendencias e inspiración para el resto del mundo.  

 
Hasta el próximo año

Septiembre ha sido coronado históricamente como un mes de vital importancia para la industria de la moda, es cuando vemos el futuro, las tendencias que definirán parte del guardarropa mundial y las propuestas de los diseñadores. En este espacio hemos hecho un recorrido por algunas de las principales capitales de la moda donde hemos visto como, dependiendo de la ciudad, las propuestas llevan en su ADN un componente identificable sumado a un aditivo vanguardista que logra conseguir en perfecta armonía un resultado de carácter internacional. 

Pero es la esencia, la mano y el imaginario personal e individual de cada creador, lo que enamora a la audiencia y consigue que la propuesta sea exitosa. Así también podemos lograr nosotros con nuestra indumentaria diaria reflejar nuestra personalidad y conseguir nuestros objetivos tan solo mirando a nuestro interior y proyectando un poco del arte que llevamos dentro para inspirar a quienes nos ven día tras día en la pasarela más importante que ha sido, es y siempre será la calle.