Cuando el otoño está en camino las principales ciudades, donde la moda es una industria y no un capricho, se preparan para dar la bienvenida a nuevas colecciones. Nueva York, París, Londres y Milán se llenan de gente que sigue la moda con pasión porque es una de sus formas de expresión.
Entre esa pléyade de famosos se encuentran periodistas que han sido o son una leyenda. Gracias a ellos y a sus editoriales podemos conocer detalles y vivir cada pasarela como si estuviésemos en la primera fila.
Si hacemos un repaso sobre esos editores tendremos que comenzar por hablar de Diana Vreeland, francesa de nacimiento, pero una ciudadana universal. Gracias a su cultura la moda dejó de ser un desfile de vestidos para ser una historia, pues Diana dio impulso a los editoriales, creó historias para mostrar un traje. Introdujo la disciplina a la hora de observar, hizo de las publicaciones que dirigió una ventana para que los voyeurs del lujo se asomaran a ella y lo disfrutaran libremente.
Diana Vreeland.
Vreeland podría catalogarse como una mujer de convicción, de carácter y don de mando, obsesionada por el estilo, sin miedo a las exageraciones. Ella que vivió el arte en primera persona, supo de la debacle de dos guerras y amaba el movimiento, razón por la que el ballet era una de sus materias prioritarias, no se dejaba vencer por la mediocridad. Su olfato para detectar el talento la llevó a descubrir a las grande modelos de los 70 y 80. Estuvo detrás de Lauren Hutton, Verushka, Penélope Tree, Jean Shrimpton, Marisa Berenson y Twiggy.
A comienzos de los 70 tuvo que decir adiós a la revista Vogue, que dejó consolidada y con bases para ser considerada la biblia de la moda. Entonces entró como asesora especial del Costume Institute del Metropolitan Museum en 1972. Allí continuó desarrollando su grandilocuencia en las exposiciones de moda que montó.
En 1989 se cierra su capítulo, pero dejó una huella indeleble. A los 85 años la excéntrica, ingeniosa y divertida Diana dejó este mundo.
Hoy continúa siendo toda una institución Suzy Menkes, quien a sus 76 años tiene una fuerte presencia en las redes sociales (En Instagram roza los 500 mil seguidores). Infaltable a todos los desfiles, resulta inconfundible por su peinado a lo Pompadour, sello de su personalidad. Influyente como ninguna, su palabra puede lanzar a la fama o aniquilar la carrera de un diseñador. No acostumbra a recibir regalos, al menos que sean flores o bombones.
Y para cerrar este trío de pesos pesados en la moda, no se puede dejar de lado a Anna Wintour, inglesa de nacimiento y residenciada en Estados Unidos. Les ha abierto las puertas a diseñadores emergentes. Vogue continúa siendo su tribuna y ahora se abraza a las redes a través de un master class, sin duda que está muy consciente de los cambios comunicacionales que se están generando y que la velocidad con la que viaja la moda es otra.
@mainav
