Tendencias de moda sustentable
El mundo de la moda está apostando cada vez más por sistemas sustentables que mejoren las condiciones de su mano de obra y cuiden al medio ambiente

CINDY GONZÁLEZ

15/07/2018 12:00 am



Cinco años han pasado desde el desastre en Rana Plaza, en el que alrededor de 1.129 trabajadores de la indumentaria murieron en una fábrica de Bangladesh por las pésimas condiciones de trabajo y el edificio de la empresa. A raíz de esto, la industria ha estado haciendo esfuerzos para acoplarse a un modelo de moda más orgánico, sustentable, ecológico y seguro, tanto para el consumidor como para la mano de obra y el medio ambiente. 


Cuando nos referimos al término ‘moda sustentable’, englobamos conceptos ecológicos, de seguridad laboral, consciencia de consumo y cuidado al medio ambiente. Sin embargo, hasta hace unos años, el término estaba pasando por debajo de la mesa; no fue sino justo después de lo que ocurrió el 24 de abril de 2013, día en el que en el distrito de Dhaka, en Bangladesh, el edificio Rana Plaza colapsó con los trabajadores aún dentro de las instalaciones, que este sistema ganó fuerza y la industria comenzó, poco a poco, a unirse a lo que ahora conocemos como una tendencia mundial: modelos de moda sustentable. 

Con el fallecimiento de 1.129 personas y más de 2.500 heridos, el edificio que resguardaba fábricas de ropa conocidas por sus pésimas condiciones de trabajo, sus esfuerzos por producir piezas baratas y sueldos que violan las leyes de seguridad laboral, que comúnmente hacían prendas para marcas de ropa muy grandes en Estados Unidos y el mundo, la necesidad de diseñar líneas de producción que se aproximaran a un modelo sustentable y ecológico se hizo más latente. 

Además de que la presión mediática, los activistas y las demandas del consumidor consciente impulsaron la creación de canales y protocolos de producción que priorizaban la seguridad laboral y las prácticas sustentables. 

A esta ola revolucionaría en la industria se le unieron campañas de conciencia como la del ‘Fashion Revolution’, que invita al consumidor a conocer y demandar información sobre la prenda que está adquiriendo, con la premisa de “¿quién hizo mi ropa?”, que impulsa la transparencia de las grandes y pequeñas marcas de ropa alrededor del mundo; para que estas no caigan en sistemas de producción que explotan a sus trabajadores y que no organizan sus recursos para disminuir el impacto ambiental. 

Ya que la industria de la moda tiene el puesto como la segunda industria más contaminante en el mundo, después de la del petróleo, en los últimos años el diseño sostenible y respetuoso con el medioambiente se ha convertido en un factor fundamental, hasta el punto que ha llegado al diseño Prêt-à-porter, mientras centra sus esfuerzos en enfoques innovadores que reduzcan considerablemente su huella de carbono y carga química. 

Entre ellos, han tratado de impulsar el ‘slow fashion’, una alternativa a la moda rápida: el sistema de producción que más contamina y pone en riesgo las condiciones de la mano de obra en la industria. El movimiento de moda lenta busca crear ropa de calidad con una producción que no daña al medio ambiente y que maneja precios y condiciones justas para los indumentarios. Es, en pocas palabras, una propuesta de moda ecológica, sostenible y ética, que maneja principios semejantes a los de la ‘comida lenta’. 

Este movimiento promueve la compra de ropa vintage, el arte de rediseñar ropa vieja y usada, comprar prendas a productores pequeños, hacer ropa en casa e invertir en piezas que duren más tiempo. 

Por otro lado, la industria también se ha enfocado en la concientización del consumidor. Si bien muchas personas, antes del desastre de Rana Plaza, no conocían quién hacía su ropa, sus condiciones y el impacto que esta tenía en el ambiente, muchas campañas orientaron sus mensajes a informar al consumidor para que este comience a cuestionar los orígenes de su ropa y prefiera invertir en modelos sustentables. 


FOTO: CORTESÍA

La cultura de consumo aún sigue siendo un reto tanto para las marcas grandes como para los emprendedores: ellas fueron las que le dieron paso a los sistemas menos éticos de producción que buscaban saciar las “necesidades” del consumidor de moda. Ahora, la premisa que se busca impulsar en la industria amigable con el ambiente es el “comprar menos y pagar calidad”. 

Al final del día, esa tesis regularía a las marcas que aún no han evaluado sus prácticas y que mantienen producciones masivas que impactan el ambiente, bajo la excusa de que los consumidores lo demandan. 

Una vez la cultura de consumo se consolide y concientice, la evolución de la moda sustentable va a aumentar considerablemente; por los momentos, la ilusión de la moda ética y ecológica aún está implementándose, quizás no a gran escala, pero cada vez más. 

Lo más óptimo es que las grandes empresas, por primera vez en muchos años, están uniéndose para encontrar alternativas, crear un catálogo de recursos, dirigir investigaciones, desarrollar tecnologías y acondicionar sus procesos de producción, porque hacerlo por separado puede llegar a ser muy costoso. Entre ellas, Eileen Fisher, H&M, Loomstate, Kering, Stella McCartney y Marks & Spencer. 

En el caso de Venezuela, la marca pionera del desarrollo sustentable es Melao; por más de que en el pasado la marca venezolana llegó a producir en China, desde hace un tiempo ha buscado impulsar acciones sustentables en el proceso de manufactura y producción, y además, enseñar a otros cómo hacerlo a través de su iniciativa Melao Lab, un proyecto de asesoría para emprendedores. 

La firma venezolana mantiene la política de crear ropa de calidad que siempre favorezca un consumo responsable y responda a una moda atemporal para garantizar la durabilidad de la prenda. Así, han sido participes de la ‘Revolución de la Moda’ y recientemente han lanzado una campaña bajo el nombre Ellas x Ellas, que promueve el feminismo sustentable. 


FOTO: ELIEZER GARCÍA

De esta manera, muchas marcas nacionales e internacionales han priorizado las practicas honestas, ecológicas, éticas y conscientes, de la mano de campañas que difunden el mensaje. Aunque el concepto de moda sustentable aún se está desarrollando y su implementación no es totalitaria aún, la industria ha avanzado mucho por el camino sustentable; y cada vez más consumidores y firmas de moda se han unido al movimiento.