Pedro Infante le dio a Barcelona su primera serenata con mariachis
Toda una multitud llevó al ídolo en hombros hasta el Central Cine. Esa misma noche cantó en el cumpleaños de Marietta Hernández Pieretti y compartió en el club danzante de Julito Rodríguez

EVARISTO MARÍN

03/11/2019 05:00 am



Barcelona recibió en grande a Pedro Infante en noviembre de 1948. Una multitud lo llevó en hombros hasta el Central Cine, en la vecindad de la Catedral. Como le oí decir a Eleazar Mejías Motta, el carismático actor y cantante, prefirió que fuese allí, en una sala de espectáculos de mucho arraigo popular y no en el sofisticado teatro Cajigal, su primera actuación de aquella noche.


Otra velada estelar estaba programada en un club privado y antes de seguir hacia Puerto La Cruz, donde también actuó y se hospedó en el hotel Polo Norte, los esposos Hernández Pieretti lo recibieron en su casa colonial, en alegre jolgorio, cuando llevó serenata en su cumpleaños a Marietta, la mayor de sus hijas. Con los Hernández Pieretti, el charro cantor saboreó entre guitarras y canciones unos tragos del tequila recién traído de México por el jefe de familia.

Al final de aquel año había mucha tensión en el país. El 24 de noviembre, Carlos Delgado Chalbaud, Marcos Pérez Jiménez y otros militares habían desplazado del poder al presidente Rómulo Gallegos y a su gobierno de elección popular. Esos acontecimientos los vivió Pedro Infante en Venezuela, pues en aquella primera visita al país prolongó su permanencia por más de dos meses, hasta el 29 de enero del 49.

En Barcelona, el gran anfitrión del ídolo del cine mexicano fue Luis Ramos “Ramitos”, arrendatario del Central Cine y del teatro Cajigal, edificado en 1895 por el general Nicolás Rolando durante su mandato como presidente del Gran estado Bermúdez. Con Ramitos, el Cajigal fue una sala cinematográfica muy elegante de la capital del estado. 

Ramitos consiguió con la cerveza Caracas, de la cual también era distribuidor, el patrocinio para una presentación en Emisoras Unidas, única estación de radio existente en todo el norte de Anzoátegui.

Carlos Lara Buriel no se despegaba de Pedro Infante. Era algo así como su improvisado asistente. Mozo de confianza de Ramitos para todos los espectáculos y demás actividades comerciales a las cuales se dedicaba, por donde anduviera el charro ahí estaba Lara Buriel. No fue raro que los Hernández Pieretti, creyéndolo secretario del cantante le hubieran dado a probar una copa de aquella lujosa botella de tequila que destaparon para el actor y cantante.

“Amorcito corazón yo tengo tentación de un beso…” Oír en la voz de Pedro Infante, Amorcito Corazón fue un privilegio. “Por estas calles yo cargué en hombros a Pedro Infante”, solía decir Cholito Arreaza, personaje muy anecdótico de Barcelona. 

Según Mejías Motta, el actor quedó prendado de la despampanante Josefina Gamboa. Eso se pudo palpar cuando en el club dancing de Julito Rodríguez (en el cruce de las calles Carabobo y Monagas) le dedicó Luna de Octubre una de sus más bellas canciones y fueron frenéticos los aplausos cuando los dos bailaron al son de una ranchera interpretada por el grupo de mariachis que acompañó al ídolo azteca. Aquellos fueron los primeros mariachis que amenizaron una serenata en Barcelona.