Erick Gutiérrez es ocurrente, extrovertido, desinhibido, tanto que no le importó aclarar unos cuantos tonos su cabello para cambiar de look. Fernando Rodríguez, en cambio, parece un poco más convencional, aunque tampoco parece temerle a los matices de los extremos. Erick responde generalmente con una broma, y Fernando se toma más tiempo para contestar y sus respuestas están cargadas de profundidad. 

Ambos, sin duda se complementan, son jóvenes, pero ya cuentan con una dilatada carrera artística.

Al primero le encantaría una colaboración con Guaco, y al segundo con el multipremiado español Alejandro Sanz. 

Gutiérrez estudió percusión por 10 años en el Sistema y luego en el Conservatorio Simón Bolívar. Rodríguez, recibió clases de cuatro, guitarra, bajo, canto coral y composición. Además de músicos, también ejercen otras profesiones, el primero en Ciencias Audiovisuales y el segundo en Contaduría. Ambos son cultores de la riqueza musical venezolana y vibran cuando le colocan "su toque" de fusión a los géneros más tradicionales del folclor nacional. 

Durante la pandemia, decidieron formar Cinéticos, para seguir alimentándose de lo que más le gusta hacer: música.

"Cinéticos surge ante la dificultad de juntarse todo Solo Ensamble (agrupación a que también ambos pertenecen) y la necesidad de hacer música en pandemia. Fernando y yo desde hace algunos años ya veníamos pensando en hacer cosas juntos como dúo, y al final ese momento llegó. La pandemia le dio forma y empuje a este proyecto que estaba en el aire y que de la mano de Ángel Rondón, que nos conocía desde nuestros inicios de “Solo Ensamble”, por cosas de Dios coincidimos nuevamente en el último año, y nos ayudó a darle arranque a Cinéticos", dice Erick Gutiérrez.

Bien se dice que la música es un lenguaje universal y genera distintas sensaciones para quien la percibe, y Fernando Rodríguez, descubrió belleza en ella y se enamoró de la vida al comprender que en cada vibración y sonido hay esencia musical. 

"Para mí, la música es Dios y aunque mi música en particular, no es de contenido religioso, siento en el fondo que al ver la reacción del público, ya sea su sonrisa, su baile, su nostalgia, sé que me estoy comunicando con el Ser Supremo y sé que en ese momento mágico de conexión, Dios se hace presente. Tener la capacidad de ordenar el sonido y generar con él esa conexión sagrada con otras personas es un don, del cual siempre estaré muy agradecido, y si la reencarnación existe buscaría la forma de volver a ser músico".

Concepto con el que se ajusta Erick, quien afirma que la música es su equilibrio existencial. Es como esa paz que se necesita cuando todo está revuelto. Es como si todo se ordenara en su entorno cuando está en la tarima.

La carrera profesional de ambos artistas ha estado llena de experiencias reconfortantes. El multinstrumentista Rodríguez recuerda varias, entre ellas su primer solo de cuatro fuera de Venezuela, específicamente en Curitiba, Brasil, en un congreso musical, y cuando le tocó acompañar a la ganadora del Grammy Latino 2019, Nella Rojas, en un concierto en Caracas.

Los jóvenes son de la idea que la identidad musical nacional debe seguir rescatándose, porque muchos coterráneos no conocen su riqueza y variedad rítmica. 

Ambos tienen muchos años inmersos en la ejecución de géneros tradicionales, "llevando música venezolana a viejos y jóvenes con nuestro estilo, y hacerla que evolucione y por sobre todo perdure, es una de nuestras metas", acota Erick, al destacar la labor que han hecho por años frente a Sólo Ensamble y ahora también en Cinéticos.

En cuanto a sus preferencias, el joropo oriental y la gaita hacen vibrar con más intensidad al muchacho de las maracas, con lo que coincide Rodríguez, quien reconoce pasar una etapa actual de enamoramiento con la Gaita de Tambora, el Joropo Central y el Joropo Oriental Sucrense.

Cuando hablan de los sabores de nuestra música. Erick se le hace la boca agua cuando piensa en unas buenas empanadas, y Fernando complementa, al agregar que cuando enseña música a las nuevas generaciones, les explica con ejemplos gastronómicos cómo tocar un joropo llanero. "Si siento que el estudiante tiene la mano floja, le digo: ¡Eyyyy! eso tiene que sonar a CARNE EN VARA, A CACHAPA CON COCHINO Y QUESO, imagina que vas montado en un caballo, imagina la fuerza de la sabana y que te espera una muchacha bonita con un sancocho y unas arepas recién hechas".

La idea de fusionar sonidos inspirados en los colores del movimiento del maestro Carlos Cruz Diez, sirvió para la creación del dúo. 

"Al comenzar esta pandemia nos nació la interrogante ¿Y ahora qué?, Y, como todos, debíamos reinventarnos, pero para nosotros que trabajamos en el medio artístico, la situación se tornaba más difícil aún, así que decidimos realizar algunos conciertos en varias zonas, las primeras semanas de la pandemia, para llevar un poco de alegría, en medio de la incertidumbre de lo que estaba pasando", señala Ángel Rondón, su productor musical.

"Comenzamos a crear, la imaginación comenzó a volar y grabamos nuestro primer video para la televisión. Esto nos parecía algo loco porque estábamos nuevos, sin nombre, pero sí con mucha voluntad. Con el pasar de los días, ya teníamos nombre y pensamos en Cinéticos, tomando como referencia este tipo de arte y un movimiento influenciado por un venezolano, el cual admiramos profundamente: el maestro Carlos Cruz Diez", cuenta el productor. 

Cinéticos fusiona haciendo uso del cuatro, la caja, maracas, bongó y hasta el beat de la música electrónica. 

Tienen en mente el proyecto de incluir un Dj para realizar un trabajo con ritmos electrónicos, así como incluir letras de cantantes internacionales que han marcado pauta en la industria.

Aunque no temen a la innovación, respetan lo tradicional. Su estilo marcado por ritmos afrovenezolanos y caribeños, dan fuerza y armonías influenciadas por el latinjazz, hasta llegar a una mezcla cinética, pegajosa y elegante.