A mí no me gustó Bolívar
La producción presenta imprecisiones y errores históricos además de una pobre puesta en escena

MARIÁNGELA LANDO BIORD

22/09/2019 08:30 am




Una serie de 60 capítulos no es fácil de digerir, así que demoré más de dos meses en terminar de ver Bolívar, una producción de Caracol disponible en Netflix, que no ha pasado por debajo de la mesa pues ha dejado seguidores y detractores.

Entre los aspectos criticables está su exagerada extensión, los errores históricos pues hay imprecisiones y hechos que no ocurrieron, una pobre puesta en escena, mala ambientación y vestuario deplorable, todo lo cual refleja poco presupuesto.

Dejaron por fuera hechos que no debieron olvidar o que apenas mencionaron, tales como el juramento del Monte Sacro, que solo se conoce por una carta de Bolívar a una de sus hermanas; la guerra de Independencia en territorio venezolano, salvo la pérdida de Puerto Cabello; ni el encuentro con José Antonio Páez y el paso de los Andes. Tampoco se nombraron el Congreso de Angostura, la batalla de Carabobo ni el Congreso Anfictiónico de Panamá. No existió Manuel Piar, Libertador de Guayana y la Carta de Jamaica es sólo una referencia.

En cambio “inflaron” el personaje de Manuela Sáenz, quien aparece desde la infancia de Bolívar. Pero en lugar de resaltarla, la hacen fastidiosa y repetitiva, luciendo más como una troopie que como a una verdadera patriota.

Pero Manuelita no es la única “inflada”. Ocurre lo mismo con el general José María Córdova, quien aparece en más de 30 capítulos. No sé ustedes, pero yo lo tuve que googlear porque no sabía quién era (me imagino que en la Historia colombiana debe ser muy conocido, pero para el resto de Latinoamérica es un ilustre desconocido). 

Hay personajes “de relleno” que hacen ruido y vuelven fastidiosa la serie, como Julio Herrera y su esposa Berta, Marcela, el pintor, el ejecutor, el sereno o amantes como Pepita. En cambio a Francisco de Miranda lo ignoraron, a Antonio José de Sucre lo banalizaron y a Rafael Urdaneta lo transformaron casi en traidor. Quedaron bien, en cambio, Daniel F. O’Leary (bien pronunciado, por cierto) y los fieles ayudantes de Bolívar. Francisco de Paula Santander es mostrado honesto y cabal al principio y como un hipócrita y manipulador al final. 

Los esclavos de San Mateo desaparecieron, excepto dos; la familia también desaparece, excepto María Antonia y el sobrino. A los tíos los presentaron como unos aprovechados inescrupulosos: les regalan el perro Nevado y luego a este no se le ve más.

Algunas interpretaciones son buenas, pero en general lucieron sobreactuadas. Y se escaparon unos cuantos “Ok”. En una misma conversación algunos personajes se tutearon, luego se hablaron de usted y al final volvieron a tutearse. Luis Gerónimo Abreu y José Ramón Barreto como Bolívar me gustaron bastante, así como Nohely Arteaga como María de la Concepción Palacios y Blanco. Creo que son los únicos venezolanos del elenco, junto a la ex miss Venezuela, Irene Esser, como María Teresa del Toro (aunque su acento español no me convenció del todo).

Me faltó que al final dijeran que Manuela murió sola, pobre, abandonada y de peste, sepultada en una fosa común, que jamás se logró el sueño bolivariano de una Suramérica unida y que Santander falleció 10 años después que Bolívar.

No todo fue malo 
Dos características rescaté de la serie. La primera es que muestra un Simón Bolívar humano, con defectos, virtudes, manías, obsesiones, gustos y ambiciones. Esta visión colombiana del Libertador es mucho más terrenal que la venezolana, que es la de un hombre perfecto, infalible y siempre bien intencionado. Y la segunda fue el hecho de que Bolívar pone la gesta independentista a la vista de todos, con aciertos y desaciertos, en una plataforma internacional y prestigiosa.