Desde el año pasado el Momo Challenge ha estado generando alertas en los padres y profesionales. Este desafío virtual tiene como principal objetivo incitar al suicidio, haciendo que los pequeños practiquen retos atemorizantes causando dolor.
El reto es lanzado por un personaje japonés ficticio con un perfil aterrador que busca sembrar miedo y confusión entre los que lo observan, particularmente niños y adolescentes.
La red principal que utilizaron para el lanzamiento de este macabro “juego” fue Facebook, luego tomaron Youtube y finalmente regresó para estar en Whatsapp.
Momo puede encontrarse en comiquitas que estén montadas en Youtube y hasta Youtube Kids, amenazando al espectador a visitarle en la noche para asignarles tareas macabras como cortarse las venas.
Es importante que este tipo de viralizaciones se tomen con toda la seriedad que amerita y estar atentos a cualquier reacción de nuestros hijos. Hablar mucho con ellos es el punto más fuerte para evitar que se tomen este tipo de acciones como: la autoagresión.
Por su parte, Óscar Misle Terrero, educador, orientador, terapeuta, escritor, explica las mejores maneras de lidiar con esta situación.
• Orienta a tu hijo a utilizar de manera adecuada la tecnología, siéntate con ellos a navegar y recuérdales que hay que tener cuidado con quién se
relaciona.
• Explícales los contras de difundir información personal como: teléfonos, dirección de casa o escuela, claves de acceso a sus cuentas, y de qué manera
eso podría afectar su bienestar.
• No permitir el envío de fotos donde se pueda dañar su integridad.
• Bloquear a las personas que les están haciendo daño.
• Configure las opciones de privacidad de sus equipos para que desconocidos no accedan a su información.
Además de todas estas recomendaciones se debe estar alerta cuando nuestros hijos deseen pasar tiempo en la red y su comportamiento después de ese tiempo transcurrido como tomar acciones que salgan de su rutina diaria, levantarse durante la madrugada, no dormir o pasar noches enteras viendo películas de horror.
