La miel también se cultiva
Venezuela exportó miel de abejas en la década de los años 70 y para el año 2012 se produjeron en el país aproximadamente 700 toneladas de miel, pero su consumo está alrededor de 1.700 toneladas al año

RUBEN ROJAS

30/09/2018 12:00 am



Los primeros habitantes del territorio que hoy conocemos como Venezuela usaban solo miel para endulzar algunas de sus preparaciones, el azúcar llegó con la conquista, y años después la caña de azúcar y sus subproductos, como el papelón, se harán imprescindibles en la dieta diaria de país.


El investigador José Rafael Lovera, afirma que a finales del siglo 19 en Petare, estado Miranda, se hicieron los primeros intentos registrados de desarrollar la apicultura, pues hasta ese momento el proceso implicada la recolección del productos y no su cultivo.

Hacia los años setenta del siglo pasado los registros del entonces llamado Ministerio de Agricultura y Cría, señalan que la producción de miel mostraba una curva ascendente pasando de 1.300 toneladas en 1973 a 1.425 dos años después, estas Memorias y Cuentas recogen datos sobre la exportación del producto elaborado por las abejas.

La irrupción -hacia 1976- de la abeja africanizada, híbrido de temperamento sumamente defensivo que motivó a la mayoría de los apicultores a eliminar sus colmenas, por no saber manejarlas, significó una caída de casi el 94% en la producción de miel en Venezuela.

Los últimos años se ha iniciado un movimiento a nivel mundial dirigido a la intensificación de la apicultura como medio para garantizar la subsistencia de muchas plantas comestibles y prevenir el hambre a nivel global, según explican algunos documentos elaborados en la FAO.

La apicultura en la Venezuela del siglo 21

Jean Paul Coupal, restaurador e impulsador del reconocimiento al producto local, explica que es necesario diferenciar entre el cultivo de miel, entendido como una actividad económica que implica el cuidado, mantenimiento de las abejas y sus colmenas, y cosechar: que se refiere a la miel silvestre recolectadas, “como el caso de las de los yanomani o la de los warao”, que cuentan con un producto tan especial que solo la recoge una vez al año el chamán.

Coupal insiste en los argumentos de la FAO: “si no hay polinización no hay alimentos”, lo que ha generado un movimiento muy fuerte impulsado por las Naciones Unidas y la Unesco dirigido a la promoción del cultivo de miel.

Coupal trabaja, en Venezuela, con unos 52 pequeños productores de café que usan cajas de abejas en sus cultivos, así obtienen un ingreso extra, además “las mujeres se encargan de la miel y no abandonan el campo para venir a trabajar en la ciudad” afirma.

El calentamiento global y el uso de pesticidas está acabando con las abejas reinas, “sin reinas no hay miel”, explica, considera que la respuesta debería ser una iniciativa gubernamental que permita la importación transparente de abejas reinas que se puedan usar en la apicultura nacional.

En los Estados Unidos hay quienes tienen camiones de abejas que alquilan por días para lograr la polinización en algún cultivo específico, incluso en ciudades como Nueva York, se han instalado cajas de abejas en los techos de muchos edificios para garantizar la polinización de las plantas en el famoso Central Park, finaliza Coupal.

Los estados Mérida y Barinas son el espacio geográfico donde Jesús Samuel Escalante, merideño y experto en el control de incendios forestales, ejerce como apicultor y asesor de proyectos de cultivo de miel, después de darse cuenta que con la apicultura podía apoyar la conservación de los bosques.

Escalante asegura que a pesar de los altibajos en la producción, los apicultores entienden que es un trabajo como todos en el mundo agropecuario, donde puede haber años con menos producción, pero otros con un aumento de la misma.

“Es un trabajo de tiempo completo” afirma el merideño, pues requiere atención permanente, pero debe multiplicarse porque en la actualidad considera que hay muy pocos productores.

Por su parte el hermano salesiano Jesús Sanz habla de la experiencia con las cooperativas que desde los años 70 han conformado los Yanomami en el Alto Orinoco, que forman parte de las escuelas y las comunidades de la zona.

Explica el religioso que estas abejas son aprovechadas no solo para la obtención de la miel, que en pequeñas cantidades se comercializa en Caracas, sino para aumentar la productividad de los conucos gracias a la actividad polinizadora de las abejas.

Pistas para entender la miel

Los expertos señalan que una abeja melífera produce una doceava parte de cucharada de miel en toda su vida, además aclaran que para producir un kilo de miel, una abeja debería visitar cuatro millones de flores y recorrer una distancia equivalente a dar la vuelta al mundo cuatro veces.

Los principales estados productores de miel se encuentran enmarcados dentro del bosque seco tropical: Los Llanos, Monagas, Cojedes, Yaracuy, Carabobo y Lara; ya que las abejas prefieren zonas más frescas que templadas.

La experta en mieles Elvira Fernández asegura que los aromas y sabores de la miel pueden ser florales, minerales o herbales, dependiendo del tipo de flor, la cercanía al mar, la altitud y hasta el tipo de abeja. Fernández aclara que uno de los mitos que hay que dejar de lado al evaluar la calidad del producto es el referido a la cristalización de los azucares, que contrario a lo que se cree es una garantía de pureza.