¡Chao, plásticos!
Naciones, instituciones y grandes transnacionales se han unido en el compromiso de eliminar los envases de un solo uso

REDACCION ESTAMPAS

03/11/2019 05:00 am



Gilberto Carreño 

Especial para Estampas

Muy difícil resultará para los pueblos del mundo expulsar de una vez por todas ese material, tenido históricamente por muchos como amigo, pero que por sus comprobados efectos dañinos es preciso hoy mirarlo con temor y lo más lejos posible de sus vidas.

Es la situación del plástico, que aunque presente en las más variadas formas para su uso, las versiones más conocidas son igualmente las más desacreditadas por los ya casi irreparables daños que causa al ambiente y a su componente más preciado: la propia naturaleza, con sus elementos vivos e inanimados.

Bolsas, envases y empaques figuran entre las formas de presentación de este material que es objeto de una guerra iniciada desde muchos años atrás por parte de organizaciones de la sociedad civil, países e instituciones que velan por la salud del planeta y de sus habitantes. 

Al punto de que, independientemente de las acciones legislativas que se vienen tomando en muchas naciones para reducir o eliminar su uso, grandes empresas trasnacionales se han comprometido para acabar con los empaques plásticos de un solo uso; mientras que los organismos más representativos de la comunidad internacional como el Programa de las Nacionales Unidas para el Medio Ambiente y el Parlamento Europeo, le fijan fechas a corto plazo para su erradicación definitiva. O en su defecto su sustitución por envases, bolsas y empaques reutilizables o conformados por materiales biodegradables.

En Venezuela específicamente, además de las restricciones que impone la carestía de las tradicionales bolsas y empaques de un solo uso, algunas de las grandes cadenas de supermercados vienen optando por la oferta a su clientela de bolsas de tela que pueden ser utilizadas por larga vida. 

Es decir, ya nadie los quiere. A los tradicionales problemas de daños a la salud que ocasionan sus emanaciones, especialmente en los vertederos donde debido a su eliminación por fuego desprenden gases tóxicos, como dioxinas y furanos, asociados a diversos tipos de enfermedades respiratorias e infecto contagiosas, se suman los efectos directos al componente físico del ambiente, tales como obstrucción de desagües y cañerías, y por su prolongada etapa de degradación; además de las denuncias por los daños que causa ya no solo a los individuos de fauna terrestre que los ingiere, sino también a la acuática. 

Auténticas y kilométricas islas de plástico modifican ecosistemas marinos en los principales océanos del planeta, mientras llueven las denuncias sobre la mortal consumición de plásticos por parte de la fauna acuática. 

Por todo ello puede pensarse que ha llegado la hora de decirle adiós a ese viejo “mal amigo”.

gcarreno@eluniversal.com