Balcones comestibles
Con un poco de espacio y luz solar, además de tierra y abono, podrá contar con plantas que enriquecerán su estancia y ayudarán su bolsillo

CARMEN ISABEL MARACARA

07/10/2018 12:00 am



Nada como un balcón verde, que además de recibir visitas gratas como mariposas y aves, sirva para contribuir con la economía del hogar, ayudar de aportar un granito de arena en la lucha del planeta por la sostenibilidad. Cada planta sembrada es oxígeno que se aporta para la vida.


Basados en esa premisa, iniciativas como “Un Jardín en tu ciudad” en Caracas, o EpatuKonuko en Aragua, buscan apoyar y desarrollar por vía propia, experiencias en torno a la agricultura urbana, que den una respuesta a esa necesidad de autoabastecerse, sin recurrir además a agrotóxicos.

La periodista Lucy Gómez, quien junto a la microbióloga, Dorianna Correa, comenzaron desde hace cinco años a dar talleres en el Mercado de Chacao, una actividad que persiste pero en otros espacios y a solicitud de grupos interesados, así como Laura María Morales y Jonathan Colmenares, de EpatuKonuko, ofrecen sus conocimientos a los principiantes de cómo iniciarse en este transitar. 

Una semillita en su despensa: Los primeros pasos.

Aunque el primer escollo para muchos sea obtener las semillas, Lucy Gómez coloca la solución al alcance de la mano: “Yo recomiendo irse de compras para un mercado. Si te compraste un tomate y te gustó (recomiendo los cherrys por razones de espacio), llegas y lo abres. Las semillas están rodeadas por una mucosidad, que se elimina al colocarlas en un vaso con agua, revolverlas y dejarlas por un día. Luego se colocan al sol en un papel-toalla o de periódico, unos tres días. Las de pimentón no requieren tal remojo. Con la cebolla también es fácil: se busca una retoñada, se entierra la mitad y en unos 3 a 4 meses, ya está una macolla de cebollas”. 

En el caso de lechugas, repollos, albahacas y otras plantas, se pueden buscar semillas en viveros, grupos (como Intercambio de Semillas, Bulbos y Esqueje en Venezuela, de Facebook) o incluso en portales web dedicados a ventas. 

Tenga en cuenta que, indica Gómez, las semillas se siembran a una profundidad relacionada con su tamaño, generalmente el doble de éste. 

Tierra de calidad:

El paso siguiente es hacer un semillero, para el que se requiere tierra suelta. La planta tiene todos los nutrientes y recursos que requiere para germinar, solo requerirá abono cuando sea trasplantada.

Morales y Colmenares precisan que para el substrato se puede realizar una mezcla con una proporción de 1/2 arena-tierra negra o abono, es decir una de arena y 2 de tierra negra. “Esto varía, dependiendo del tipo de planta, ya que algunas como la estevia requieren un sustrato arenoso y casi que esterilizado para colocar los esquejes que se quieren reproducir”. 

Para León, más que recurrir a tierra abonada comercial, es mejor hacerlo en casa. “Hay cuatro abonos naturales que nosotros podemos utilizar que son la concha de cambur, la borra de café, el carbón, y la cáscara de huevo”. 

La periodista y horticultora, habla de dos posibilidades con la concha de cambur (la que proporciona potasio): una es hervir las cáscaras de dos cambures en dos litros de agua, durante 20 minutos y luego agregar el líquido al agua de riego (el resto se puede conservar en la nevera) o tostarlas en un horno y luego partirlas con un mazo, para agregarlas a una mezcla de tierra. 

Las cáscaras de huevo (calcio) se deben lavar bien por dentro y dejar secar para luego triturar y agregar a la tierra (puede ser también al fondo del tiesto). La borra de café aporta nitrógeno (se coloca en menor cantidad pues puede acidificar el substrato), especial para dar verdor a las hojas. Agrega que una proporción puede ser 4 tazas de tierra, mezclada con media taza de conchas de cambur, una taza de cáscaras de huevo y dos o tres cucharadas de borra de café. 

Plantas para comenzar:

Luego de ubicar un buen espacio donde llegue el sol y obtener las semillas o esquejes, se inicia el pequeño huerto. Para los miembros de EpatuKonuko algunas plantas adecuadas para los nuevos horticultores son el “maní, albahaca, cúrcuma, jengibre, ají, rábano, cebollín, cilantro, culantro, llantén, lechuga, pira, verdolaga, pimentón, tomate, yerba buena, menta, tabaco, considerando sus bondades alimenticias, medicinales así como las ecológicas y/o repelentes orgánicas”. 

Para ellos, las plantas medicinales, cuyo uso debe contar con la orientación de un conocedor, también son una buena opción a incorporar, por lo que pueden estar presentes algunas como “sábila, llantén, albahaca, sangría (chinchamochina), poleo (toronjil), manojillo, caña la india, entre otras”.

Para León, casi no hay excepciones de plantas para los nuevos agricultores, siempre que se garantice el cuido necesario y sobre todo, la luminosidad. Aunque hay favoritos como el tomate, para el que se tiene que esperar unos meses, hay hierbas o plantas que se pueden emplear, antes que den fruto o sean más grandes. Así sucede con hierbas como perejil, albahaca, cilantro, ají picante (se puede emplear la hoja para condimentar) y el ajo de jardín. “Toda la planta despide su olor, se pueden emplear tanto las hojas como las flores, que se pueden agregar a ensaladas. Así nombra también las flores de calabacín y auyama, que se pueden cosechar antes del fruto y cocinar. 

Revise entonces en su despensa, prepare un espacio y si tiene un alma “verde”, anímese a a cultivar sus propios alimentos, sanos y frescos como nunca.