Nodrizas del siglo XXI
En tiempos de crisis cobra mayor importancia la donación de leche humana para millares de bebés que la necesitan

MARIÁNGEL PAOLINI

24/05/2020 05:00 am



Cada 19 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Donación de Leche Materna, una iniciativa del programa Iberoamericano de Bancos de Leche Humana (IBERBLH) conjuntamente con la organización Panamericana de la Salud, el Ministerio de Salud de Brasil y la fundación Oswaldo Cruz. Todos ellos pusieron en marcha una campaña de movilización para la creación de esta fecha con el fin de enaltecer la importancia del acto de donar leche humana para salvar diariamente la vida de millares de bebés prematuros, alérgicos, intervenidos quirúrgicamente o niños cuyas madres están inhabilitadas para amamantar.

Desde mucho antes de la era cristiana, los bebés de la realeza eran alimentados por nodrizas, mujeres lactantes que eran contratadas para alimentar a esos recién nacidos y hasta principios del siglo XX esta práctica se extendió alrededor del mundo con muchísimo respeto.

Con el paso del tiempo, la contratación de nodrizas se hizo insuficiente para atender situaciones complejas como niños prematuros que gracias a la tecnología podían mantenerse con vida. Así nació el primer banco de leche humana, en Viena en el año 1900. A esta iniciativa le siguieron en nuestro continente Boston (1910), Buenos Aires (1921) y Río de Janeiro (1943).

En Venezuela, los Bancos de Leche Humana (BLH) y los Lactarios Institucionales tuvieron su inicio en la década de los ochenta. El Hospital Universitario de Caracas es en la actualidad el primer y único establecimiento de salud en la capital que cuenta con un Banco de Leche Humana. Los restantes se encuentran en los estados Monagas, Bolívar, Sucre y Apure.

El crecimiento de estos bancos y de los lactarios (centros que sólo reciben y refrigeran la leche, pero no la pasteurizan ni analizan) fue acelerado en las primeras décadas del siglo XX, sin embargo, este crecimiento tuvo un punto de inflexión importante hacia finales de los setenta y principio de los ochenta, cuando prácticamente fueron cerrados en su totalidad por el riesgo a contraer el épico virus del VIH y otras enfermedades altamente contagiosas. Por fortuna este nuevo siglo ha promovido el renacimiento de los BLH y de las nuevas nodrizas del siglo XXI, madres que convencidas del valor de la lactancia materna hacen donaciones para apoyar a otras que no pueden amamantar.

Hasta el momento no hay evidencia de que el COVID-19 pueda transmitirse a través la leche materna.

Si la madre presenta síntomas, pero se encuentra estable y en condiciones de continuar con la lactancia, será indispensable el uso de mascarilla siempre que esté cerca del bebé y cumplir con las medidas de higiene recomendadas: lavado de manos antes y después de amamantar. En el caso de que la madre se sienta muy enferma o requiera hospitalización, es recomendable que se extraiga la leche extremando las medidas higiénicas necesarias o solicitar el apoyo del Banco de Leche más cercano.

Sé que no todas las ciudades cuentan con un banco de leche, pero puedes activar el movimiento en la maternidad o centro asistencial de la localidad. Estoy segura que activistas y madres, en alianza con especialistas de la salud pueden hacer la diferencia. En momentos de crisis tan agudas como la que estamos experimentando, toda acción cuenta y puede hacer la diferencia.