Síndrome de Burnout y café

MARIÁNGEL PAOLINI

09/06/2019 12:00 am



Pocas horas antes de sentarme a escribir este artículo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó al Síndrome de Burnout en la última versión de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) y la describe como "un agotamiento físico y mental debido al estrés crónico asociado con el trabajo y el desempleo”. 


De acuerdo a los voceros de la OMS el Burnout es un síndrome resultante de un estrés crónico en el trabajo que no fue gestionado con éxito, y deja claro que se refiere específicamente a los fenómenos en el contexto laboral. Se caracteriza por una despersonalización de las tareas, un desgaste emocional y físico, y bajo rendimiento. Los expertos estiman que el Burnout afecta al 10% de los trabajadores. 

Los expertos aseguran que el cambio de la OMS ayudará a visibilizar el Burnout y reducir el potencial infradiagnóstico que existe. Esto hará que se le haga más caso, se atienda mejor y se preste atención a factores psicosociales del trabajo.

 El síndrome aparece cuando se agotan los mecanismos compensatorios de adaptación ante situaciones laborales. Como hemos naturalizado al estrés, no todos los trabajadores son capaces de detectar que algo les está pasando y buscar ayuda en función de ello. 

En mi experiencia, sé que la comida y en especial bebidas como el café y las bebidas energizantes, suelen ser utilizadas por muchas personas que manifiestan cansancio crónico en su rutina cotidiana. Comen o beben para mantenerse alertas, para estar despiertos, para entretenerse durante un trabajo repetitivo y se excusan tras la pantalla de “pausa activa”. ¿Cuantas de estas pausas son consecuencia del síndrome de Burnout? y al perpetuarlas en la rutina cotidiana, dejamos de atender a raíz del problema dando paso a otros, que sólo buscan llamar nuestra atención. 

Varios estudios científicos han analizado los beneficios potenciales para la salud de tomar café y hay muchos, pero pocos se han esforzado por descubrir en qué punto los riesgos de consumir la bebida con cafeína comienzan a superar las recompensas. Así que el equipo de el Dr. Ang Zhou y la profesora Elina Hyppönen de la Universidad de Australia del Sur evaluó los límites superiores del consumo seguro de café en relación con la salud cardiovascular en una población entre 37 y 73 años. 

Lo que encontraron sugiere que las escalas se mueven hacia el riesgo cuando alcanzas la sexta taza de café y más allá. De acuerdo a las conclusiones del trabajo publicado el pasado mes de marzo en The American Journal of Clinical Nutrition "Para mantener un corazón sano y una presión arterial saludable, las personas deben limitar sus cafés a menos de seis tazas al día; según nuestros datos, seis fue el punto de inflexión en el que la cafeína comenzó a afectar negativamente el riesgo cardiovascular”.

Debo comentar que si bien es cierto la publicación habla de 6 tazas, lo relevante es la cantidad de cafeína ingerida: Una taza por lo general equivale a entre 70 y 140 miligramos de cafeína. 

Si va a su cafetería más cercana o prepara café en su oficina de tamaño mediano o grande, eso no es siempre una taza promedio (ocho onzas), es probable que sean dos o incluso tres, y dependiendo de qué tan fuerte sea la preparación, puede ser aún más. En este sentido los autores comentan: "Aunque es necesario realizar más estudios para identificar la mejor cantidad, en general, consumir menos de 400 miligramos de cafeína al día, o aproximadamente cuatro o cinco tazas, es lo que recomendaríamos”. 

Finalmente, otro problema asociado con la ingesta de café, es que generalmente no se toma solo, muchas personas cargan su taza con leche, crema, azúcar o edulcorantes e ingredientes saborizantes que agregan calorías y grasa, acrecentando el problema desde una perspectiva diferente, lo que dificulta el abordaje de soluciones efectivas y perdurables en el tiempo.