La dieta de la fertilidad, un reto para la ciencia

MARIÁNGEL PAOLINI

06/05/2018 12:00 am



Como seres humanos, tenemos el deseo de conseguir soluciones rápidas, soluciones mágicas, soluciones que no impliquen un gran trabajo. En pocas palabras, grandes resultados con poco esfuerzo.


El tema de la infertilidad es difícil de manejar física, mental y emocionalmente. Para los médicos y especialistas es un reto que genera grandes alegrías y tristezas. Por cada caso de éxito, hay decenas de familias que sufren el estigma de no poder procrear. Lo sé porque he transitado por ese camino de tristeza. 

La posibilidad de ofrecer un método infalible, una ruta que culmine con un resultado exitoso, con un bebé en el vientre que llegue a tomar su primer aire al calor de una familia que lo ha planeado y deseado por años, es, sin duda alguna, uno de los grandes retos de la medicina moderna.

Aunque diferentes estudios sugieren que la actividad física y una dieta adecuada, en particular la ingesta diaria de diferentes clases de nutrientes, podrían mejorar significativamente los resultados reproductivos, la identificación de una dieta de fertilidad sigue siendo el "Santo Grial" en el tratamiento de la infertilidad femenina. 

Las causas principales se basan en la falta de una comprensión completa de la actividad y los mecanismos de acción de muchos nutrientes, junto con otras variables como el estilo de vida, la actividad física y los antecedentes genéticos y culturales. 

De los pocos estudios que se han desarrollado en los últimos años, sabemos que la disponibilidad ilimitada de nutrientes, en asociación con un gasto de energía reducido, conduce a alteraciones en muchas vías metabólicas, incluyendo aquellas que relacionan la ingesta de energía y la capacidad para reproducirnos, afectando la fertilidad femenina. 

Desafortunadamente, estamos lejos de arrojar luz sobre esta área de investigación, especialmente porque no resulta sencillo encontrar voluntarias sanas para que participen en estudios longitudinales basados en intervenciones de nutrición y estilo de vida.

Algunos autores sugieren que la “Dieta Mediterránea” podría ser un camino a explorar. En las mujeres en edad fértil, la adherencia a la dieta mediterránea parece reducir el riesgo de aumento de peso y resistencia a la insulina, aumentando las probabilidades de embarazo, como sugiere un estudio que muestra un 40% de aumento en el embarazo exitoso entre las parejas sometidas a FIV (Fertilización In Vitro).

Además, la adherencia al plan de alimentación estilo mediterráneo se asoció inversamente con el riesgo de desarrollar complicaciones obstétricas asociadas con resultados adversos de salud para la madre y el niño, incluyendo trastornos hipertensivos del embarazo, parto prematuro, diabetes mellitus gestacional, tamaño intrauterino bajo y bajo peso al nacer. Por estas evidencias, la dieta mediterránea se ha sugerido como una "dieta preconcepcional" para las parejas que se someten a un tratamiento FIV.

Definitivamente, los cambios en la nutrición y el estilo de vida siguen siendo una de las intervenciones más prometedoras e invaluables para preservar la salud humana y la fertilidad y representan el reto más cautivador que también tenemos que abordar hoy como Hipócrates, en el siglo IV aC, sugirió:

"Si pudiéramos dar a cada individuo la cantidad correcta de alimento y ejercicio, no demasiado poco y no demasiado, hubiésemos encontrado el camino más seguro para la salud".