La vergüenza de los indultos
La mayoría de los españoles está en contra de esta medida de gracia, exceptuando a Cataluña donde, evidentemente, la ecuación es distinta...

DAVID BITTAN OBADÍA

04/07/2021 05:06 am



Pedro Sánchez un fue un crítico de los indultos y, son reiteradas sus declaraciones al respecto: “Los indultos políticos deben de acabar en nuestro país". "Reconozco sentir vergüenza de los indultos a políticos concedidos por los gobiernos del PSOE”. Etc.

En noviembre de 2019, Sánchez siendo candidato afirmaba: “No pactaremos con el independentismo; traeremos a Puigdemont, para juzgarlo. Nadie está por encima de la Ley”. Al llegar a la Moncloa, empezó a contradecirse y de pronto se fue transformando en ese monstruo que apadrinó y ejecutó el indulto de nueve criminales convictos y confesos.

La verdad es que, si hay alguna imagen de las que da vuelta por internet, que pueda expresarlo todo, sin necesidad de mediar una sola palabra, es la que asemeja la cara de Sánchez con rostro de “Cantinflas”, y que me perdone Mario Moreno, porque él sí que fue un hombre correcto, sin embargo seguramente jamás podría haber llegado a pensar que el Presidente de un Gobierno tan nefasto pudiera estar clonando su ficción.

Los indultos, van a promover el separatismo, son un verdadero atentado en contra los españoles y una manera de blanquear a los delincuentes; representan también la apertura de una puerta que puede conducir a España hacia oscuros derroteros. Después de éstos vendrán los etarras y, por qué no, los asesinos y violadores y, claro está: ¡los que evaden impuestos que se pudran en las cárceles! ¡Esos sí que son peligrosos!

Lo de Cataluña es algo que va más allá y empezó mucho antes; ellos piensan que nadie tiene que arrepentirse de nada, porque que no hay ofensa.

Con indultos, o sin indultos, el independentismo no va a desaparecer. No se trata de una apuesta para facilitar la salida de la crisis catalana, o un gesto hacia la sociedad que les vota, no; esto es un absurdo: esto es sencillamente pan para hoy y hambre para mañana.

Para sumar a esta aventura, aparecen unos obispos apoyando a los separatistas; se arriman seguramente con algún incentivo, al bando de los que matan, no de los que mueren.

La mayoría de los españoles está en contra de esta medida de gracia, exceptuando a Cataluña donde, evidentemente, la ecuación es distinta. En Cataluña el independentismo es quien gobierna en la Generalitat; tienen la mayoría de los ayuntamientos. El sistema de partidos español y catalán tiene muy poco que ver; en el congreso de los diputados la suma de los partidos PP, VOX y Ciudadanos representan el 42% de los votos, en cambio en el Parlamento de Cataluña esos mismos partidos representan solo el 27% de los votos.

Los catalanes deben de entender que, desde el punto de vista legal, no le toca a ellos determinar si se separan, o no, de España; esto es algo que han de decidir todos los españoles.


Lo que verdaderamente necesita en estos momentos Cataluña es un presidente con apellido español: uno que suene como a Pérez, Hernández, o, por qué no, mejor aún: Franco que, de paso, es un apellido sefardí.

Los indultos, además de ser una vergüenza, representan una patada para la Justicia española.

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