Siguiendo los infinitos secretos de belleza que hemos acumulado con los años, en ocasiones podríamos incurrir a uso inadecuado de técnicas y aplicaciones de productos, que, en lugar de embellecernos, podrían generar complicaciones.

 
Aquí describiremos algunos consejos cosméticos que descubrirán qué podría ser realidad y cuáles podrían ser ficción; empezando por la línea interior en los párpados buscando que se noten los ojos más grandes.

 
Un oftalmólogo le podría decir que al hacerse esta línea en el interior del párpado lo que puede es pescar una infección, corriendo el riesgo de lesionar los ojos.

 
La forma ideal que debemos aplicar para agrandar los ojos es hacer el trazo lo más cerca que podamos de la línea de las pestañas, tanto superiores como inferiores, certificando su encuentro en los extremos. Es la realidad.

Contorno de labios
Por otro lado, delinear los labios antes de pintarlos es una ficción. En todo caso, si queremos lucir unos labios más naturales, lo que debemos hacer es contornearlos luego de haberles aplicado el labial y con un pincel o brocha se uniformiza el color. Ahora bien, si lo que deseamos es asegurar un tono que dure mucho más tiempo por cuestiones de ocupación y agenda, entonces, trazamos el contorno de los labios y aplicamos directamente el labial encima de la misma línea o contorno.

 

 
Disimula sólo las ojeras
Como ficción y no como realidad tenemos la aplicación del disimulador para las manchas. Este producto se usa para esconder las ojeras; que son esas sombras que se forman debajo de los ojos, y si usamos el disimulador en zonas donde la piel muestra manchas, lo que haremos es ponerlas en evidencia aún más. Para estas enemigas de la piel que pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, lo que podemos hacer es usar una base en crema o barra en un tono que sea lo más parecido al color de piel para esconderlas lo más posible. Dejemos que el disimulador quede única y exclusivamente para las ojeras.

 
Poner color, no definir rasgos
Otro consejo cosmético que nos ha confundido y que resulta ser una ficción, es aplicar rubor en la zona hendida de las mejillas, con la intención de poner de relieve los pómulos. Al utilizar un rubor como parte del maquillaje, lo que se busca es añadir color a nuestro rostro, más no definir los rasgos. Para que la técnica funcione a la perfección debemos sonreír; una vez que notemos la parte sobresaliente de las mejillas aplicamos el producto con la brocha siempre hacia atrás en dirección hacia la zona del cabello. Posterior a ello y con la intención de uniformizar el tono, con la misma brocha se hacen movimientos hacia abajo.

Ya para finalizar hablaremos de los polvos traslúcidos que son ofrecidos para todos los tonos de piel; es una ficción. La realidad es que estos cosméticos poseen un matiz rosado grisáceo que hacen lucir la piel descolorida. Para añadirle color y luz al rostro, resulta más efectivo seleccionar polvos con tonos amarillos más cálidos.