Del teatro y su gente
Tanto la radio, como el cine, la T.V. los streamings, diría que hasta los novísimos y efímeros tik-toks… no dejan de ser más hijos legítimos, bastardos y naturales del teatro en diferentes administraciones

JAVIER VIDAL

28/07/2023 05:01 am



Nos ha tocado, como sociedad, aceptar los cambios de un país en crisis y crispación política y económica que nos ha ahormado culturalmente. El teatro no podría ser una excepción de esa crisis y de esta crispación de extremos.


Así ha pasado a lo largo de más de 30 siglos de cambios. 30 siglos de arte y oficio donde ha tenido que solventar ventarrones como la decadencia romana del circo o el silencio fragmentado de los feudos de la Edad Media. El renacer leonardiano con el teatro a la italiana… hasta la revitalización del siglo XX con la aparición del estrellato del director de escena.

Tanto la radio, como el cine, la T.V. los streamings, diría que hasta los novísimos y efímeros tik-toks… no dejan de ser más hijos legítimos, bastardos y naturales del teatro en diferentes administraciones.

En resumen: pertenecemos a una casta de inmortales. No porque no morimos, sino porque no terminan de matarnos.

Por eso, la palabra “agradecimiento” es la primera que nos brota de los labios cuando el Concejo Municipal de Baruta y su presidente Luis Aguilar, realizan este homenaje en vida a los trabajadores del teatro. El único Municipio de la gran Caracas que lo realiza para un destacado grupo y no para una sola actriz.

En esta oportunidad, además, no sólo rinden homenaje a actrices y actores, sino a directores, dramaturgos, productores, promotores, vestuaristas, escenógrafos, asistentes y jefes de escenas, tramoyistas…

El teatro por su condición efímera y eterna no puede dejar de estar conjugando siempre en presente. En el presente que se disuelve noche a noche en la persistencia de la memoria al cerrar el telón del último acto.

El teatro es urbe, ciudad, porque el teatro es gente, ciudadanos.

El ciudadano que trata de encontrar… de buscar ese tiempo y espacio para distinguirse de las bestias, de los bárbaros.

Al asistir al teatro el ciudadano se siente más persona, más humano, más gente, más civil, más civilizado.

Aprovechando este ágora quisiera también reiterar que nos toca en este tiempo inmediato preguntar y repensar: ¿Qué país tenemos? ¿Qué sociedad nos ha tocado vivir después de la pandemia y de la fuerte crisis económica que nos ha arropado, ahogado? ¿Cómo vamos a espejar esta sociedad? ¿Cuál es la caja de resonancia que activaría la convocatoria de un nuevo público?

También es un afortunado momento de unirnos, asociarnos, crear alianzas de grupos y productores que defiendan el teatro ante la oleada de imposiciones técnicas/administrativas de “los teatros” en detrimento de nuestro oficio y que nos obligan, implícita y, a veces, explícitamente, a montar obras-expres, obras de quita-y-pon… o a fin de cuentas: obras que no le hagan pensar mucho al público y que los haga reir todo el tiempo. Cosa que también son válidas, pero no impositivas.

Estamos a tiempo de desactivar esa bomba de tiempo si nos unimos en el interés del teatro, es decir en el interés de la cultura del ciudadano de a pie. De su calidad de vida al ofrecerle calidad artística.

No estamos en el peor de los momentos. Estamos en el mejor de los momentos para agradecernos que aún estamos vivos para ser felices haciendo felices a quienes asisten al teatro. Teatro para un país que día a día pide más libertad, más cultura, más alegría y más civilidad.

(*) Resumen del discurso de orden en el Concejo Municipal de Baruta 26/07/23

javiervidalpradas@gmail.com