A cuidarse del sol en vacaciones
Evitar la exposición solar disminuye el riesgo del cáncer de piel

NOTA DE PRENSA

29/06/2021 03:33 pm



Cuando se habla de cáncer, la palabra clave es prevención. El 80 % de los cánceres de piel, no melanoma, se deben a una exposición solar inadecuada. De ahí que el uso adecuado y riguroso de los protectores solares sea vital para reducir el número de casos.

Según explica la dermatóloga y vocera de la Sociedad Anticancerosa de Venezuela (SAV) Nilsa Mancín, el cáncer de piel es el más frecuente en el mundo entero, y entre ellos, el cáncer no melanoma es el que reporta mayor incidencia.
No obstante, hay que tener en cuenta que, aunque el melanoma representa aproximadamente el 4 % de los casos, es el responsable del 90% de las muertes por esta enfermedad, seguido por el carcinoma espinocelular.

“La radiación solar produce daño a nivel del ADN que, si no son reparadas a tiempo, se produce la transformación maligna. El cáncer de piel en general es más frecuente en personas mayores de 50 años y en la piel blanca, específicamente, en áreas expuestas al sol como cara, cuero cabelludo, cuello, sector V del cuello, orejas y miembros superiores”, aseveró.

Mancín sostiene que los carcinomas basocelulares y los melanomas están asociados fuertemente a exposiciones solares tempranas en la vida, intensas e intermitentes, donde la radiación ultravioleta B es la de mayor importancia.

En el caso de los carcinomas espino celulares y las queratosis actínicas, - precisa la especialista - éstas son consideradas como lesiones premalignas, y están asociadas a exposiciones tempranas continuas, es decir, a la dosis acumulada de radiación durante toda la vida. En este caso cobra importancia la radiación ultravioleta A y B.

“Tomando en cuenta lo anterior, podemos decir que los carcinomas basocelulares y melanomas se vinculan con exposiciones a la radiación solar en actividades recreativas, fines de semana, paseos a la montaña, a la playa, deportes y hobbies. Mientras que las queratosis actínicas y el carcinoma espinocelular se relacionan, en mayor medida, con exposiciones durante el desempeño laboral, como agricultores, constructores, vendedores ambulantes, taxistas, etc.”.

Protegerse del sol

La especialista enfatizó en que los factores ambientales como el sol son responsables de la mayor parte de los casos y sobre estos factores podemos actuar reduciendo así su incidencia.

Entre las acciones a tomar debemos evitar la exposición solar, sobre todo entre las 11:00 a.m. y las 4:00 p.m.

Usar regularmente protector solar, deben de ser de buena calidad, de amplio espectro, es decir, que nos protejan contra UVB y UVA y con un factor de protección (SPF) mayor de 30.

También se pueden usar paraguas, sombrillas, lentes protectores y sombreros, sobre todo en los hombres que no tienen cabello ni ropa que actúe como protectora. Si estamos en lugares abiertos hay que buscar las sombras, los árboles, lugares techados y toldos. Es importante recordar que las superficies que nos rodean también reflejan la radiación solar duplicando muchas veces la cantidad de sol que recibimos.

Tener una alimentación adecuada. Que incluya vegetales ricos en antioxidantes como polifenoles, fitoestrógenos y betacarotenos, presentes en muchas frutas y verduras que nos ayudan a la reparación del ADN.

Hoy en día existen fotoprotectores orales que no sustituyen a los protectores tópicos pero que contribuyen a proteger nuestra piel de los rayos del sol y evitar las cámaras de bronceado, ya que son fuente de radiación ultravioleta A.

Para estar alertas

La dermatóloga recomienda estar alerta ante cualquier cambio que se tenga en la piel, señala que el autoexamen es una buena manera de estar pendientes de cualquier cambio. De ahí que recomiende un autoexamen detallado de nuestra piel con la ayuda de dos espejos una vez cada 15 días. Observar detenidamente toda nuestra piel y acudir al dermatólogo ante la presencia de cualquiera de estos signos:

Aparición de una lesión elevada roja, escamosa, descamativa, verrugosa o costrosa que no se quita en el transcurso de uno o dos meses, pero que tampoco molesta ni tiene síntomas.

Cambios en el aspecto físico de un lunar preexistente en su superficie, en su tamaño o en la coloración. Un lunar que tenga un color heterogéneo, varios colores, que tenga bordes irregulares, que tenga más de 5 mm de diámetro y que presente cambios dinámicos en su comportamiento, que se haga más elevado o que tenga cambios en el color debe alertarnos para acudir al dermatólogo.
La aparición de un nuevo lunar que se comporte diferente a los demás.

Líneas pigmentadas en las uñas, debajo de las uñas o en las mucosas, manchas oscuras. Pecas que cambian de color. Lesiones nuevas en el cuero cabelludo o cambios en el comportamiento de las que tenemos.